Las islas galápagos

Los piqueros de patas azules alcanzan el agua entre los barcos de pesca, mientras lobos marinos amamantan a sus crías y las iguanas corren a lo largo de la playa blanca. Las Islas Galápagos, a 1000 kilómetros de Ecuador y ubicadas en el medio del Pacífico, se encuentran entre las islas más hermosas del mundo y durante más de 40 años, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Única es la flora y la fauna que pueden evolucionar en el ecosistema sin ser afectadas. El 80% de las aves terrestres, casi el 100% de los moluscos  y el 43% de las plantas terrestres son endémicas: no viven en ningún otro lugar del mundo.

Pero las especies animales y vegetales se ven afectadas por el aumento del turismo.  El crecimiento constante de la población hace que el sistema sensible sufra cambios  y amenace al  paraíso.  En 30 años, las poblaciones se han multiplicado por cinco a 30,000 y el número de visitantes aumentó de 20.000 a 220.000 por año. Eso significa más desperdicio, más efluentes, más energía.

Hasta ahora, la energía utilizada en Galápagos proviene casi exclusivamente del combustible diésel amenazando el propio  ecosistema. Imágenes del pasado muestran focas manchadas de aceite, iguanas y aves marinas sufriendo las consecuencias de los accidentes marítimos.

Hace diez años, el gobierno ecuatoriano lanzó la iniciativa »cero combustibles fósiles en Galápagos« para reducir el consumo de diesel con la ayuda de sistemas fotovoltaicos, baterías, generadores eólicos y biocombustibles con el objetivo de crear una infraestructura más sostenible. En Isabela, la isla más grande de Galápagos, Siemens ha construido una planta de energía híbrida que utiliza una combinación de energía solar y biocombustible.

»Estamos orgullosos de poder contribuir con este proyecto ayudando a preservar las islas para las próximas generaciones«, dijo Carsten Schryver, director gerente de Schryver.

Junto con Swiss General Transport AG, Schryver organizó y llevó a cabo el transporte de los equipos de Siemens a la Isla. Todo comenzó en el puerto de Hamburgo: Se cargaron 30 contenedores en un barco que atravesó los Océanos. Al otro lado del Atlántico las compuertas del Canal de Panamá permitieron cruzar la valiosa carga que llego ocho semanas después, cruzando 10,000 millas náuticas hasta el Puerto de Guayaquil en Ecuador.

Como la infraestructura de la isla Isabela no esta preparada para navíos internacionales, realizamos un transbordo en el puerto de Guayaquil para un barco menor que embarco sentido a la isla vecina de Isabela llamada Santa Cruz. A partir de esta última, todos los 40 contenedores debieron ser transportados uno por uno a Isabela.

»En primer lugar, verificamos las condiciones geográficas y ecológicas de las Islas Galápagos, precisamente para cumplir con todos los requisitos del gobierno ecuatoriano y de nuestro cliente«, dijo Schryver.

Este fue todo un desafío logístico: por un lado, las islas carecen de cualquier tipo de infraestructura para el manejo de este tipo de cargas y, por otro lado, el 97% de la tierra y el 99% de las aguas circundantes están bajo estricta protección ambiental.

La entrada en las islas y la circulación en las superficies están por tanto fuertemente reguladas.

Galapagos Schryver

Finalmente, todos los contenedores fueron transportados individualmente por un pequeño bote azul bautizado »Orca«. Debido al bajo nivel de agua de la laguna en el Puerto Villamil, »Orca« fue llevada a la playa durante la marea alta y esperó hasta la próxima marea , siendo que el primer barco tuvo que permanecer atracado durante la operación.

Otro desafío fue »que la carga no podía pesar más de 20 toneladas, porque no podíamos traer grandes grúas a Isabela«, dijo Mathias Schmidt, quien estuvo en el sitio de Schryver y supervisó la operación en la isla.

Gracias a todo el trabajo en equipo, hoy la planta de energía híbrida construida sobre un campo de roca volcánica negra,  suministra energía sustentable a casi 900 familias en Isabela. La planta es supervisada por expertos de Siemens en el Centro de Aplicaciones MindSphere en Munich. Allí, los datos de la central eléctrica al final del mundo se reflejan en el centro de control de la capital bávara.